viernes, 15 de mayo de 2015

El Emisario del Tiempo IV

   Peter no sabe dónde se encuentra, simplemente porque él no entiende de esas cosas, él solo sabe de su mundo. Hay un hombre golpeando a su madre mientras le grita en la cara algo que es incomprensible, pero claro, es que Peter tampoco entiende el idioma que usan los mayores, bueno, el de su padre sí, pero su padre ya no está... bueno eso tampoco es del todo cierto, se fue pero sigue estando.
  Peter ni siquiera siente el dolor cuando ese hombre tan bruto, con esas manos tan grandes le da una hostia que le tira de culo. Peter se levanta, con su cara de bobalicón y, como la silla ya no está en pié, se sienta en el suelo, pero no se mesa el pelo, no se toca la cara con su mano, a pesar de que le hierve, solo se queda sentado en el suelo con la mirada perdida.

               -¡Ves a lo que me obligas perra inmunda!- vocifera el hombre malo-. A mí no me gusta pegarle a los niños, y menos a los tontos, ¿ sabes por qué tu hijo es tonto? Pues porque sus padres son tontos. Si me dices dónde está lo que busco y que el hijoputa de tu marido me robó, pues no pasa nada... ¡No pasa nada. Joder!- termina diciendo mientras se acerca de nuevo a Peter.

     La madre de Peter no contesta, solo gira su cabeza para intentar ver a su hijo, pues éste ha empezado a tatarear una canción; hum, hum ... hum hum hum... hum, hum hum. Y eso no había sucedido nunca...

    El hombre malo arma su puño mientras mira a los ojos de Peter, solo ve sombras.

    Peter fija la vista en el espejo de Padre, un espejo negro que a Madre no le ha gustado nunca, pero a él sí, y a Padre también.
    Al hombre malo no le da tiempo a parar su puño cuando ve en la pupila de Peter cruzar una sombra que conoce muy bien y siente un escalofrío que se convierte en pánico. Peter saca su lengua para saborear la sangre que corre por la comisura de sus labios mientras mira a Madre, algo que nunca antes había sucedido y Madre pone cara de extrañeza, pues ve en su hijo, algo que nunca antes había visto mientras se le eriza la columna vertebral. El hombre malo golpea a Peter y un aullido sale de su boca, su zarpa se enrojece por momentos mientras un humo negro con olor a cieno sale de su tobillo izquierdo inundando toda la habitación de ese olor inmundo con sabor a muerte. Ahora el hombre malo está en el suelo con los ojos fuera de su cuenca, pero negros, su boca abierta mientras su lengua se ha encogido en su paladar para asfixiarle y, derrumbado en el suelo, su cuerpo de mastodonte da un par de sacudidas para terminar inerte en el suelo, de sus oídos empieza a manar un hilo de sangre...

     Peter vuelve a mirar el espejo negro, sonríe mientras tararea esa música que a su Madre empieza a sonarle... es de una serie de televisión algo de Juego de... pero no termina de sacarle el ritmo mientras se desmaya.

    Peter vuelve a mirar el espejo negro y en sus pupilas una bruma se refleja tan negra que solo él es capaz de verla. Ahora la cara de Peter muestra una mueca que solo él sabe que es un atisbo de sonrisa mientras sigue tarareando: hum, hum ... hum hum hum... hum, hum hum...
 
 

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