A cada paso
soy capaz del asombro:
mirar para ver
y ver para admirar.
Las cosas que aparecen
junto al camino
y que no te dejan indiferente
son las que más recuerdas;
las que te dicen que perteneces
a este mundo en el que vives
pero quizás, solo quizás,
(y puede ser solo una apreciación)
tu imagen empañe el objetivo
simulando estar sin pertenecer.
Al fin y al cabo somos
aquello en lo que nos convertimos,
y nos hemos convertido
en algo tan viperino
que descuadra el objetivo.