jueves, 1 de abril de 2021

Brasas que crepitan...



A veces la realidad se nos muestra como unas brasas que crepitan. Sientes que si te quedas demasiado cerca te puedes quemar y cuando te alejas adviertes la necesidad hipnótica de mirarlas.
     En las brasas depositamos nuestros temores más infundados cuando la soledad es ese pasajero que habita en el asiento de al lado.
     Nuestras culpas asoman por el resquicio de esas puertas cerradas que nos aíslan para congoja de sentimientos ocultos. Es hora de volver sobre los pasos  que hicieron camino a esas brasas que nos mantienen vivo mostrando que, aunque no hay garantía de que así sea, en esta vida no siempre hay que echarse a las brasas, pero si te alejas de ellas el vacío queda a una cuarta de ti.