viernes, 8 de mayo de 2015

El emisario del Tiempo III

                 - ¿Estás seguro de que quieres venir?

                 - No tengo alternativa . . . y lo sabes Juan. Arranca de una vez, antes de que alguien empiece a preguntarse qué hacen dos gilipollas en una lancha a estas horas.

                 - Ray, mírame a los ojos, si zarpo no habrá vuelta atrás, eres mi hermano pequeño, no tienes porqué hacerlo...

                 - Sabes que le debo dinero al hijo de puta del Gordo y si no se lo devuelvo mañana lo voy a pasar mal...- contesta Ray mirando de hito en hito a su hermano, sin pestañear, aguantando la mirada como si el miedo no fuera con él. En su interior le temblaba hasta el alma.

                 - Como quieras, vamos allá. Ah, nada de heroicidades, si aparece la lancha o el helicóptero lo tiras todo por la borda, ¿Me oyes?- le dice Juan dando un apretón del brazo a Ray- Lo tiras todo, asiente con la cabeza si me has entendido- sigue inquiriéndole mientras los potentes fuera-bordas convierten el silencio de la noche en un estruendo ensordecedor.

    Ray baja la mirada y asiente con la cabeza mientras se zafa de la zarpa de su hermano mayor. Vuelve a mirarlo con la extrañeza de quien sabe que este no es su sitio, tampoco el de su hermano pero así es la vida. . . 

                 - ¡Pues vamos allá ... !- grita Juan al viento mientras el embarcadero se va diluyendo.

     Ray se agarra como puede a la barra de acero que le sirve de asidero mientras la lancha se pierde entre los saltos de espuma, el viento en la cara y el miedo en el alma, en una noche sin luna.

           

2 comentarios:

  1. Tercera entrega de este nuevo relato que seguimos con interés.
    Un abrazo.

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    1. Amigo Rafael, Tú mejor que nadie para saber que esto se puede cortar en cualquier momento, lo intentaré aunque voy "dando palos de ciego" y cualquier madero es asidero de vida en el mar. Gracias por tu asiduidad hacia blog. Un fuerte abrazo.

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