miércoles, 19 de mayo de 2021

La partida

 


Ahora estoy aquí, ni siquiera soy capaz de entender las razones que me han llevado a sentarme en esta mesa. Conozco todas las sorpresas y por eso nunca pierdo el control. El tapete verde es símbolo de trampa escondida en cada manga, en cada sonrisa, en cada gesto y, sobre todo, en cada diente de oro que relumbra de forma hipnótica.

     A mi derecha el hombre que vendió el mundo, ni siquiera me atrevo a fijarme en sus ojos  la profundidad es tal que siento vértigo; frente a mí está el vendedor de la Torre Eiffel, su sonrisa eriza mi espalda congelando mis vertebras; a mi izquierda el joven que engañó al mismísimo diablo, frío como el acero, de piel tan blanca que hasta su iris se confunde entre la esclerótica: su sola mirada arredra.

    He contado las cartas y llevo la mano ganadora (no os he dicho que soy contador de cartas profesional, vamos un angelito al lado de mis compis); pero al póker poco importa las cartas que lleves cuando tus oponentes llevan las mangas de la camisa hasta la muñeca y el mundo a sus espaldas es tan ancho que no hay dios que llegue a sus confines.

    La suerte está echada y sin límite de apuesta solo me queda ir con todo... con todo.






No hay comentarios:

Publicar un comentario