domingo, 1 de febrero de 2015

Jhericó y los habitantes de la noche -capítulo 6-

      Jhericó termina de saborear el trozo de pizza que le ha servido Tina, apura de un trago la cerveza, y se echa hacia detrás en su silla, casi se despereza pero no es tan mal educado y se resiste a la tentación. Un escalofrío recorre su espalda, es una sensación que le ha salvado muchas veces la vida: alguien le está acechando.

              -¿Te apetece algo más?, ¿un café quizás?- Le pregunta Tina cuando pasa por su lado.
              - Nada de café, un whisky me vendrá mejor, ah, sin hielo y en vaso bajo- contesta Jhericó aún con la mosca detrás de la oreja.
     
   Jhericó mira a través de la cristalera hacia el exterior, la calle principal está muy transitada y nada parece anormal en cuadro que aparece ante él. Es noche cerrada y lo único que está cambiando son los personajes que desfilan por el exterior; van desapareciendo las parejas y los grupos de amigos en busca de aventuras nocturnas. Ahora van tomando la calle, como suele decir Jhericó. "las aves nocturnas" los auténticos pobladores de la noche. Entonces lo ve, o mejor dicho, los ve: un par de ojos tan negros como la noche sin luna. Y están fijos en él. De nuevo el escalofrío recorre la espalda de Jhericó que se sobresalta cuando Tina deja el vaso de whisky en la mesa.

                -¿Qué te pasa? ¡Menudo susto te has llevado!, ¡ni que hubieras visto al diablo!- le dice Tina al ver la reacción de Jhericó,
                -No será el diablo en persona, pero una de sus criaturas sí- contesta Jhericó señalando con su mano en dirección al par de ojos que le acechan.

   El sobresalto hace que a Tina se le caiga la bandeja haciendo un estruendo tan grande que atrae todas las miradas de los clientes, el silencio se hace entonces el dueño y señor del local, todos los clientes fijan su mirada  a través de la gran cristalera que da al exterior.
  Una a una las farolas van apagándose cuando sus bombillas estallan haciendo saltar chispas eléctricas que parecen incendiar por momentos la noche. Cuando acaba de estallar la última de las farolas, el kenwuo hace su aparición sentándose a la puerta del restaurante. El parpadeo de luces del cartel del restaurante confieren al enorme animal un semblante tan diabólico como terrorífico.

               -Pero ¿Qué demonios es eso que hay en la puerta? ¿Un perro? ¡Debe ser un cruce con el Diablo!- Se oye decir en el salón.

   Un hombre tan alto como gordo sale de la cocina con un bate de béisbol en su mano derecha, blandiéndolo como si fuese una prolongación de su brazo, se encamina hacia la puerta y, sin mediar palabra, ni mirar atrás, sale al exterior intentando ahuyentar al animal amenazándolo con el bate. Jhericó salta de su asiento en un intento de advertir al gigantón pero llega tarde, la respuesta del kenwuo es tan rápida que para cuando Jhericó sale a la puerta el hombre yace en el suelo envuelto en un charco de sangre, el animal le tiene cogido por la yugular y lo zarandea como si fuese un muñeco de trapo. Los gritos de terror salen por la puerta acompañando a Jhericó, entonces el animal suelta su presa, ya sin vida, y mira a los ojos de Jhericó mientras le muestra la fiereza de su dentadura.

 

2 comentarios:

  1. Estimado Paco:

    Antes que cualquier otra cosa, te ofrezco disculpas por mi prolongada ausencia por tu blog pero debo confesarte que he sentido un poco de desaliento en esta aventura por el mundo de las bitácoras.
    Te deseo, un poco tarde, un año lleno de prosperidad, paz, mucho amor y éxitos en este mundo de las letras.
    Vaya que lo haces bien en esto de crear historias que tienen mucho de imaginación, y, ¡tú si que la tienes!.
    La trama está bien desarrollada, creas el suspenso y nos dejas en ascuas hasta la próxima entrada.
    Te felicito, ¡eres increíble!
    Recibe mi abrazo.

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    1. Amigo Gustavo, en este mundo virtual nada hay que perdonar. A veces tienes ganas de leer a los demás y otras no pasas de abrir el ordenador para ojear simplemente, Aún así quedas perdonado. Ahora me toca a mí decir lo mismo, a veces paso por tu blog, leo pero no comento, Tu sí que eres grande, yo soy un simple aficionado. Feliz año también para ti. Un fuerte abrazo.

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