lunes, 19 de noviembre de 2012

LA TALLA.


He aquí lo que de un pueblo, de esos que acostumbran a contar
historias,  a mis oídos ha llegado, que sin ser chanza ni broma,
ocurrió para deleite de propios y extraños.
Era este, el pueblo, de hombres trabajadores y mujeres muy
religiosas y recatadas. Todos, unos y otras, andaban muy
apenados pues en su Ermita, la de la cima de la colina, viuda
estaba de imagen de su tan devoto Santo.
En medio de la plaza mayor, asamblea como nunca vista
organizaron para pedir reparo de tal disloque y, así poder
en procesión y romería, llevar a su Santo Patrono por las
calles de pueblo tan piadoso.
Todas las perras que pudieron recoger fueron puestas
a disposición de un Imaginero, que viendo tanta devoción
y fervor de pueblo tan ansioso, predispuesto se halló para
tallar tan magnánimo Santo.
Todo ya dispuesto, solo faltaba la materia prima para
dar alma y forma a la talla por las manos del artesano.
Un agricultor, metido a Santo, ofreció un árbol, olivera
por más señas, que arrinconada y vieja, años llevaba
sin dar fruto, ni cobijo, o sombra alguna.
Arrancada y puesta en manos de tan deseado artesano
una talla como nunca se halla visto apareció ante tan
religiosos aldeanos.
¡Procesión!, ¡procesión! Para el primer domingo de mayo
así juntaremos el día de las Madres y el Santo, Gritaron
todos al unisono en la misma puerta de la Ermita que había
de servir de alojo a tan bienvenido antojo.
El tan esperado domingo llegó y todo el pueblo engalanado
a su Santo en procesión sacó, haciendo gala las mujeres
de mantillas y ropas nuevas vestidas de Manolas.
Al pasar frente al agricultor, poco dado a desfiles y
menos aún tan devotas plegarias, su cabeza de la boina
descubrió pues eso, es de buena educación, y mirando
la imagen estas palabras musitó:
" En mi huerto te crié y nunca me diste nada,
me río yo, de los milagros que tú me hagas".



Posdata: este breve relato está inspirado en un chiste
que me contaron hace mucho tiempo, con lo que
no quiero herir susceptibilidades, pues yo solo
le he dado forma y no es mi intención hacer
desagravio de la manera de pensar de nadie.







6 comentarios:

  1. Jjajjaajjajajjajajja....Me encanta!! tu forma de relatar es asombrosa Paco, casi te puedo imaginar.
    Pues como se diría en mi pueblo, ningún santo pequeño hizo grandes milagros....

    Besicos desde Cehegín...muackkkk

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  2. Muy buen relato sobre el agricultor y ese olivo estéril.
    Un abrazo, Paco.

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  3. Eso es que no supo darle amor, cosa que si hicieron los habitantes del lugar y el olivo tallado ofreció su mejor imagen y esplendor.

    Besos Paco.

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  4. No es que los que iban detrás del santo, todos creyeran en el, solo que, ¿quien desprecia un día de romería?, desde luego no podemos negar que quién lo tenia más claro era el labriego que había dado un árbol yermo.

    Saludos

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  5. Un bonito relato de tono costumbrista contado de manera amena y entrenida. Veo que dominas todos los géneros ¿eh? ¡Enhorabuena!

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  6. Gracias por vuestros comentarios, me es muy grato comprobar
    como un relato tan simple puede dar juego para tantas
    opiniones distintas,
    Reitero mi satisfacción por vuestros comentarios.
    Un abrazo y buena semana.

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