martes, 28 de octubre de 2014

Lucero -Capítulo 2-

 Todo parecía haber acabado; el Ángel custodio había desaparecido envuelto en un resplandor al igual que los cadáveres repartidos por todo el campo santo y los que había amontonados en el carro tirado por bueyes, el cielo se abrió para dar paso al sol y lo que antes había estado sembrado de muerte y mustia naturaleza en una tierra que se presentaba baldía, se mostraba ahora de una exuberancia cercana al paraíso terrenal.
   Dena siguió hacia el manantial y de la fuente llenó su odre de un agua limpia y fresca, lavó sus manos y refrescó su cuello y nuca con las manos humedecidas, sus compañeros estaban absortos, mirando hacia ella ensimismados, Dena los miró con sorna:

          - Valiente pandilla de cobardes asustadizos- les dijo mientras recogía el odre de agua -¿Qué miráis con tanta insistencia?- acabó preguntándoles ante las caras de sorpresa con las que miraban hacia ella.

          - No es a ti a quien miramos, estúpida, mira detrás tuya . . . - contestaron todos casi al unísono.

  Dena giró sus lindo cuello y sus ojos se posaron en una luz que caía del cielo, parecía como si el lucero de la noche cayera a la tierra envuelto en una luz cegadora, un fuerte sonido acompañado de una explosión terminó con el espectáculo y, fuera lo que fuera lo que cayó del cielo, fue a parar a las  profundas aguas del lago que se avistaba no muy lejos de donde se encontraban los asustadizos mortales, que visto lo acontecido, lo único que querían era abandonar el lugar lo más rápido posible, el atardecer era ya muy notable y las historias que se contaban sobre este lugar por la noche aconsejaban abandonarlo cuanto antes.
  El cortejo se apresuraba todo lo que podía para salir cuanto antes del valle, cuando arribaron al camino que bordeaba el gran lago central, entraron en procesión con otras cuadrillas, que como ellos, volvían a toda prisa para salir cuanto antes, si la noche se les echaba encima sería imposible salir de allí, y eso era sabido por todos.
  Cuando llegaron a la gruta de salida, la piedra aún no la cubría, así qué, ante la vista de la sombra que ya estaba a punto de tocar la piedra y ésta empezaría a cerrarse, todos comenzaron a correr dejando a los bueyes que siguieran con su cansino paso. Ya del otro lado todos comenzaron a respirar tranquilos mientras los últimos ayudaban a los bueyes para que no se pararan y pudieran salir sin problemas, una vez que la piedra cerró la entrada todos se dirigieron al pueblo, tan cercano que desde la ladera de la montaña se veían las luces ya encendidas así como las grandes hogueras que se encendían para salvaguardar de los peligros de la noche al poblado. Todos quedaron mirando hacia las luces de salvación cuando detrás de ellos comenzaron a escuchar los gritos de Randon: "¿Dena . . .? ¡Dena! ¡Dena!! fueron los gritos de angustia que se escucharon mientras todos se miraban entre sí en busca de alguien que ya no estaba entre ellos, entonces escucharon un grito que nacía de la misma desesperación:   ¡¡¡D E N AAAAAAA!!!
  Todos se miraron y sin mediar palabra volvieron al camino, Randon caído de rodillas, se levantó, miró hacia detrás para ver que la salida estaba bloqueada y lo que era peor, la única abertura por donde poder entrar para salvarla, eran la misma cosa.  Miró hacia arriba y contemplo impertérrito las altas cumbres que circundaban el valle, tan altas como blancas eran sus nieves perpetuas. Randon agachó su cabeza, apoyó su mano en el yugo de los bueyes y comenzó a caminar hacia el pueblo mientras susurraba en voz baja: " Que Dios te asista allí donde estés . . ."


3 comentarios:

  1. Seguimos disfrutando del relato.
    Un abrazo.

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  2. Las dos técnicas más importante en un relato por entregas son: espaciar los sucesos, de modo que la narración discurra ralentizada, pero que vaya sucediendo algo, y que el final de cada capítulo deje sed del siguiente. Ambos pareces dominarlos, a juzgar por esta segunda entrega.
    Un abrazo.

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    1. Gracias amigos, Qué importante es para mí vuestros comentarios, aunque os ciegue un poco la amistad, Me gusta que os guste, valga la redundancia. Un abrazo.

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