domingo, 1 de septiembre de 2013

¡Revolución!

El coche militar, descapotable, entró como una exhalación en la
plaza del pueblo. Cuatro militares, armados con metralletas
y megáfono en mano, se dispusieron, voz en grito, a informar de
los parabienes de la revolución: "Compañeros, la revolución ha
llegado para salvarnos de los opresores . . ."
El octogenario Cristobal  Cañas, sentado en el porche de su casa,
-contigua a la iglesia- miraba el cortejo libertador con cara de asombro:
"¡Bonito coche pardiez! -pensó- ¡Lástima que sólo haya cambiado eso!"

7 comentarios:

  1. Por experiencia, Cristóbal sabía que los salvapatrias son cíclicos como las epidemias y acaban siendo siempre letales.
    Un abrazo.

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  2. Nueva sonrisa que me sacas en esas breves, pero acertadas líneas.
    Un abrazo.

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  3. Pues sí, Paco, he vuelto, y como buenas intenciones para este otoño me he propuesto no perderme ni una de tus entradas, de modo que intuyo unos meses de hermosas y estimulantes lecturas...como este microrrelato, sin ir más lejos: muchas cosas cambian para que todo siga igual; esa es la revolución.

    ¡Sigue revolucionándonos con tus letras! Un gran abrazo.

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  4. Así es, la historia se repite una y otra vez para , en el fondo, no cambiar nada.
    El que ya lo vivió en sus carnes lo sabe.

    Saludos Paco.

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  5. El famoso "gatopardismo". Hay que cambiarlo todo para que todo siga igual.
    Saludos.

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  6. Es una pena que los ideales siempre sean difuminados por las ansias de Poder y el materialismo del Dinero.
    Muy buen Post.
    Abrazos.

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