La obscuridad de la noche te atrapa para mostrarte otro mundo muy diferente. Mis letras lo harán para darte fuerza y poder vivirla. Disfruta ambas.
miércoles, 31 de octubre de 2012
Secreto de confesión. (perdón)
He aquí que un mozo donjuán donde los haya, bebía los vientos
por la sobrina del cura, moza en edad de merecer y golfa por parte
de padre no reconocido, El cura, que no las tenía todas consigo,
a la calle no la dejaba bajar y el mozuelo barruntaba como
pegársela al capellán, para la sobrina poderse zumbar.
Una tarde el mozo a la sacristía fue a parar:
"Sr. Cura al oficio vengo a ayudar, con la venia de su santidad"
Presto, el cura no vio lascivia en su bondad y junto a la ahijada
le puso en el altar con la fiel promesa de solo ayudar.
Cogida la confianza, el muy truhan, en la misma sacristía
a la sobrina se ventilaba mientras el cura, sacramento en mano,
la confesión a los fieles iba a tomar.
No tardó en enterarse del embuste, nueve meses y un día
fue bastante para conocer la burla del truhán.
La gente, de lengua partida, con saña y alevosía cruzaban
al cura cantando abonico a sus espaldas.
"Cura, curita, curandón, que guardabas bajo llave la verdad
de la ahijada en paternidad negada, vinieron a darte de
morros en toda la cara, pues no fue en descampado,
ni rincón, ni calle o parador sino en sacristía, mientras
impartías el sacramento de confesión, donde la almendra
fue partida".
Posdata: Mis más sincero respeto hacia la vida y costumbres
de los curas. No ha sido y nunca será mi intención hacer burla
o desosiego de tan admirada figura por parte mía, solo un juego
de palabras sin ánimo de hacer apego a ningún cura, capellán
u otra figura de la vida clerical.
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Como siempre amigo Paco tus relatos me saben a poco. Que manera mas maravillosa de contar, me haces entrar en tus letras...fijate, tan pronto me veía en una sacristía como cantando por las calles al cura.
ResponderEliminarMe ha encantado, como siempre un placer. Un beso y feliz puente.
¡Jo! Me recuerda a aquellos relatos de antes. Los que narraban los abuelos en salones con gran atención de los asistentes y sin tanta Televisión o Caja Tonta.
ResponderEliminarGran Trabajo, Paco...Sabes que te admiro.
¡Ah! A ver si suprimes la casilla de verificación de comentarios...Es un Tostón.
Un abrazo.
Gracias por vuestros comentarios, son para mí
ResponderEliminarun autentico tesoro, Pedro, creo que he quitado
la verificación de los comentarios, a mi me
pasa igual odio cuando tengo que hacerlo pues
algunas veces no ves bien lo que te piden.
un abrazo muy apretao para los dos.
Gracias Paco por tu comentario y por quedarte en mi blog.
ResponderEliminarHe disfrutado mucho con la historia del "curita" y no sólo me ha parecido simpática sino que me ha recordado a algunos curas que venían acompañados de los ahijados al pueblo cuando yo era pequeña.
Un abrazo grande,
Eva.
Bienvenida, me ha gustado mucho tu microrelato
EliminarGracias por tu comentario.
que tengas buen fin de semana (puente incluido)
- una última cosa, ¿has dejado rastro de uñas en
mi blog?
es un excelente texto Paco
ResponderEliminarfelicitaciones, creas la atmósfera para hacernos parte de él
abrazos y feliz fin de semana