Escapas entre mis manos
como una melodía
que resuena en mi memoria
que no puedo, no termino de tararear.
Ciño mis manos al viento
para mirar allende se traban cielo y mar;
donde las rocas se alzan en riscos
que van abriendo heridas
arrancando mi piel cuando la rozas,
quebrando mi voluntad si me miras,
sembrando dudas cuando me amas.
Ya no eres quien solías y eso quema.
Me quema calcinando mi vida por dentro
para abrasar mi cuerpo por fuera.
Y no estás, ya no estás:
cual sombra me atraviesas
para dejar la melodía sin acabar
con las notas impregnando mis sábanas
y hacer de la ausencia... Una vida.
Seguro que todos tenemos muchas melodías inacabadas.
ResponderEliminarUn abrazo.
La música es poesía.
ResponderEliminarPaco:
ResponderEliminarEn este poema hay nostalgia; el ser yace desolado ante el vacío dejado por su amada. ella, al igual que una melodía, se ha escapado, y ano es presencia física y sólo queda en el amado un dolor lacera la carne y corroe el alma.
Ay, Paco, si ya tu compatriota Miguel Bosé lo cantó alguna vez: "no hay puto corazón que no tenga una herida".
Te dejo un gran abrazo.