Al día siguiente, un cuarto de hora antes de la salida del autobús, llegó el hombre muy sonriente y sacó su billete, me preguntó por el número del andén de salida, me pagó y, cuando se marchaba silbando y muy alegre, le dije: "Maestro, hoy no se le escapa, eh" el susodicho individuo giró su cabeza y dedicándome una sonrisa me dijo: "Le aseguro que no, hoy no".
Pasado el tiempo dos chicas vinieron a comprar un par de billetes, pero no paraban de reír y no aclaraban bien el destino, así que les reprendí su aptitud, a lo que me respondieron: "Perdone pero es que nos ha hecho mucha gracia lo del autobús".
- ¿Lo del autobús . . . qué ha pasado?- les pregunté con cierta inquietud.
- Pues un señor que ha echado clavos en el asfalto y ha reventado las ruedas al autobús mientras no para de decirle al chófer, que por cierto tiene un cabreo de padre y muy señor mío: "¡Ahora me dejas en tierra . . . si tienes cojones!"
Sigo sonriendo con tus letras y te lo agradezco.
ResponderEliminarUn abrazo en la noche.
Muchas gracias Rafael, seguimos en la red. Un fuerte abrazo.
EliminarLos hay muy resolutivos, Paco. jajaja.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Gracias tocayo, a mí se me ha pasado por la cabeza alguna que otra vez. Un abrazo y recuerdos para tu hijo y sus enseñanzas. -no me pierdo una-.
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