Una barca varada en la playa;
pisadas que se pierden,
huellas de huida sin regreso
ni espectadores adustos
en los que reclamar ayuda,
sólo algunos aspectos desdibujados
de lo acontecido.
Los suficientes para encender la mecha
para iniciar la marcha del engranaje
que hará del relato
la mágica aventura
que te transportará a lejanos mares;
mares de ensueño,
mares de limpia arena
y de grandes palmeras
recostadas, dormidas sobre la playa.
Relatos de tesoros piratas,
de hermosas historias de amor
apostadas a la amura del bergantín
y todo, después de todo,
arrebujado en limpias sábanas
con la excitación de la lectura
al amparo del hogar:
bendita fantasía.
La fantasía no tiene límites y por eso debemos dejarla libre para que vuele.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ya no sé qué decirte, amigo Rafael, pero sólo me salen palabras de agradecimiento. Gracias por tus comentarios.
EliminarPaco, ¡qué exquisita poesía y cuánta energía positiva desprende! La contradictoria lucha personal entre el deseo de seguridad y la sed de aventuras, felizmente unidos por la imaginación y las maternales sábanas gracias, cómo no... a la lectura.
ResponderEliminarQue tengas un feliz día. Un abrazo!
Gracias a ti, siempre tan atenta conmigo, (será por lo de medio paisanos), pero me gusta que una escritora como tú le gusten mis escritos es para mí motivo de orgullo. Gracias.
EliminarEse maravilloso mar, menor en extensión, pero muy grande en belleza y encanto es una inagotable fuente de inspiración. Dísfrutalo como tú sabes. Un abrazo para todos
ResponderEliminarAh como me suena ese mar lleno de sal donde flota hasta el plomo.
ResponderEliminarPrecioso tu poema que al abrigo de tu hogar sale lleno de fantasías para viajar donde la imaginación lleve.
Fue un placer leerte.
Un abrazo.