Siento como propias las diatribas
esgrimidas en los púlpitos.
Cátedras de la osadía hecha palabra
que enmascaran la verdad del juego:
en el ataque se fragua la mejor defensa.
Golpear primero te da la ventaja
en la sorpresa de la contienda;
mas también desarma la palabra
en su función más dilacerada:
la verdad por encima de los intereses.
Dedicar tu vida al servicio de tus congéneres
es una lucha interior constante
para dilucidar entre el bien común
o hacer próvido el esfuerzo a beneficio personal.
Y no vale esgrimir argumentos
de zafia compostura idealista:
no eres mejor que nadie,
nadie te forzó para cambiar tu rectitud
en el oprobio personal
Y ahora, desde el púlpito, me miras
para despotricar del sistema
en un intento vano de salvar la honra.
Bien cierto es decir que Don Dinero
es cruel compañero de viaje,
-nunca saldrá en tu defensa-
y con él, siempre serás un exiguo títere.
Que la cárcel sea contigo y tus congéneres;
por los siglos de los siglos... Amén.
Impresionante. Enhorabuena.
ResponderEliminarMuchas gracias, amigo José Luis, si te digo la verdad el tema elegido no es de mi simpatía, pero por culpa de la política me veo en el paro y claro; una cosa lleva a la otra.
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