Cuando quedo varado en tu cintura
el sonido del alma
se silencia y posterga el tiempo,
solamente el crujir de la madera
se aventura a romper
nuestras noches en vela . . .
Sentimientos vertidos en miradas
para querer, ¡querer a la desesperada
con la fuerza del viento,
la bravura del mar . . .!
el sosiego y tibieza de un lamento.
Dar puntadas e hilar el tiempo
variedad inestable de las cosas,
el chascar silenciado de las losas . . .
Presenciar la alborada,
contemplar, ser aurora en tu mirada,
revelar los secretos, la callada . . .
del sentir hacer ley,
disentir toda regla, corazón,
para amarte y perder toda razón.
Eso pasa cuando se "varan los recuerdos".
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Madre mía, Paco, a intensidad no hay quien te gane! Tremenda poesía...¿Sabes una cosa? Me quedo varada en sus versos...
ResponderEliminar¡Un abrazo y feliz semana!