y mis lágrimas no afloren.
Tal vez me sientas esquivo
escondido en tus favores.
Y es que el día vino huraño,
con sentimientos traidores.
Perdona si hoy no vi el alba
ni cuidé de mis amores.
Disculpa si fui tormenta
con sábanas de reproches,
sólo déjame llorar. . .
Poder expiar mis errores
me mostrará mi mentira
fijando nuevos valores.
Falsa verdad, negra trampa;
ciclón, estruendo y tambores
que llevaron el engaño
a mi vida plena en ronces.
Quizás puedas entender
que mi corazón te ignore
cuando no te puedo ver
porque el fuego lo corroe.
¡Y cómo duele este amor
apresado en los temores!
¡Y cómo esquilma mi vida
no compartir tus favores!
Felonía del desdén
que lleno de sinsabores,
es Señor, y se adueñó
de mis sufridos amores.
ciclón, estruendo y tambores
que llevaron el engaño
a mi vida plena en ronces.
Quizás puedas entender
que mi corazón te ignore
cuando no te puedo ver
porque el fuego lo corroe.
¡Y cómo duele este amor
apresado en los temores!
¡Y cómo esquilma mi vida
no compartir tus favores!
Felonía del desdén
que lleno de sinsabores,
es Señor, y se adueñó
de mis sufridos amores.
La poesía da voz a la melancolía, a la tristeza y al estar solitario; pero también es la puerta más segura para dejar paso al hombre enamorado, al que tiende la mano para encontrar apoyo y fuerza. Un abrazo, Paco.
ResponderEliminarSiempre encuentro apoyo en tus palabras, eso hace que espere con ánimo tu aliento. Un fuerte abrazo en este verano distraído de sus quehaceres.
EliminarTus versos se deslizan en esa nostalgia tan característica con el ritmo y la versificación que tu protagonista le imprime.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz jueves.
Amigo Rafael, quién como tú para interpretar la poesía, siempre atento a tus comentarios son guía de un aprendiz. Un abrazo
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