Es el cuervo maestro en la espera temprana;
es el ojo avizor en el hombro de Odín;
pájaro mal agüero de nuestros sueños.
Asentado, descansa imperturbable
caído de una sola pata.
Es su pico un esqueje tenaz de zozobras;
es sombra en la siniestra noche:
el hábil lidiador de la oportunidad.
Labriego de la trémula congoja,
timador de mentiras y porqués.
Es compañero eterno del periplo;
del transito, del éxodo al camino errático,
del viaje hacia ninguna parte.
¿Acaso será el último, el irrefrenable?
Sombra negra que ronda los destinos
haciendo del pesar enfrentamiento;
duda sellada al alba de los tiempos:
que si del fallecer siento en mi cara el pánico,
del vivir me revelas en pesadillas la turbación
carcomiendo mi juicio.
Que al fin quiero sentir el soplo, la ventura
que cambie mi temor
y deje la mueca de la tortura
en sonrisa apacible, luz de eternidad.
haciendo del pesar enfrentamiento;
duda sellada al alba de los tiempos:
que si del fallecer siento en mi cara el pánico,
del vivir me revelas en pesadillas la turbación
carcomiendo mi juicio.
Que al fin quiero sentir el soplo, la ventura
que cambie mi temor
y deje la mueca de la tortura
en sonrisa apacible, luz de eternidad.
Parece el argumento de una novela de suspense.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es el enigmático camino de la vida,
ResponderEliminarMuy lindo texto.
Cariños.....
Muy bueno Paco... me deja pensando en que "tal vez todos tengamos un cuervo sobre el hombro" Un saludo afectuoso....
ResponderEliminarCreo que esa mirada de cuervo es la que rompe todos los sueños que todavía nos quedan, cuando pensamos en un futuro incierto, que sabemos donde nos lleva, pero no de que forma.
ResponderEliminarEsto es lo que me han hecho pensar tan magnificas letras.
Un abrazo.