Esta poesía está inspirada en mi amigo Armando Manrique y en su
Se lo quiero dedicar porque así es como le veo cuando visita esos
lugares que tan bien nos muestra en sus fotos( la foto de abajo es
suya, sacada de su blog), no dejéis de visitar su blog, es una
maravilla y, además, ahora ha presentado su libro "hombre al sol"
en su propia tierra, Valladolid.
Como decimos los españoles: "Profeta en su propia tierra"
Un fuerte abrazo amigo Armando.
Iglesia de Santa María de la Antigua. Valladolid
tiende a sedar sus nervios a la vista
de la piedra fundida en verde musgo,
del arco ojival ciego,
del vitral emplomado,
del forjado de un gozne,
del diseño en la aldaba.
Sus ojos serpentean
ávidos del asombro
para encontrar la rana entre las conchas,
la mirada asesina de una gárgola,
la quimera por cuya boca
desagua el canalón.
Pasea por las calles empedradas
en busca de sorpresas:
El ventanal abierto,
tras el cual, mancillada ha sido
la honra de la lozana casadera.
Estigma del eterno, el Casanova.
El blandir de la espada
que defiende el honor de la doncella.
Gusta de saborear platos de cuchara
y poder rebañar la hogaza.
Cumplir la tradición del plato,
romperlo, hacerlo añicos
para, de la pitanza, deleitarse
allí donde la leña,
y su crepitar mágico,
suplen al anodino olor a gas.
Deleitan sus oídos:
el canto del jilguero,
la letanía del viento meciendo el roble,
la afónica mudez atemporal,
El leve tintineo de la lluvia
mojando el adoquín ya desgastado,
el murmullo del aire entre pasillos
-confesiones de amor no escritas-
y el dolor de reproches
cantados a la luz de roja luna.
en busca de sorpresas:
El ventanal abierto,
tras el cual, mancillada ha sido
la honra de la lozana casadera.
Estigma del eterno, el Casanova.
El blandir de la espada
que defiende el honor de la doncella.
Gusta de saborear platos de cuchara
y poder rebañar la hogaza.
Cumplir la tradición del plato,
romperlo, hacerlo añicos
para, de la pitanza, deleitarse
allí donde la leña,
y su crepitar mágico,
suplen al anodino olor a gas.
Deleitan sus oídos:
el canto del jilguero,
la letanía del viento meciendo el roble,
la afónica mudez atemporal,
El leve tintineo de la lluvia
mojando el adoquín ya desgastado,
el murmullo del aire entre pasillos
-confesiones de amor no escritas-
y el dolor de reproches
cantados a la luz de roja luna.
Hermosa poesía, muy bella fotografía.
ResponderEliminarNunca mejor descrito el viajero del tiempo que como tú lo has hecho.
ResponderEliminarUn saludo.
Amigo Paco. Acabo de llegar a casa, pues he pasado el día fuera y me he encontrado con esta entrada que me ha dejado sin palabras. Es una gran emoción haberte servido de inspiración para un poema tan bello y profundo en el que me veo reflejado, en sus arcos ojivales, la rana, las conchas...
ResponderEliminar¡Qué te puedo decir! Un magnífico regalo de los que no se pueden encontrar en las tiendas, nacido de la sensibilidad y la amistad que siempre compartiremos.
¡Muchísimas gracias, querido y admirado poeta!
Casi me veo pisando las calles que describes y acercándome paso a paso hasta esa iglesia de la imagen.
ResponderEliminarUn abrazo.
Has logrado, tocayo, un poema arquitectónico y bellísimo, donde el paisaje se convierte en protagonista, como suele suceder tras el objetivo de un buen fotógrafo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Amigo y Poeta Francisco:
ResponderEliminarQué gran orgullo debe sentir tu amigo Armando Manrique y no es para menos...¡Qué poesía, qué inspiración!
En realidad, tu vocación de Poeta y tu gran sensibilidad, todos los poetas lo somos, han hecho que aprecies la belleza de la fotografía de tu amigo, que con tus ojos hayas visto más allá de la simple fotografía y hayas capturado la esencia poética de la misma para convertirla en versos que son toda una oda a tu amigo.
Te aplaudo intensamente querido Paco.
Ese viajero del Tiempo que respira historia y sensibilidades ante huellas que siempre están dispuestas a darnos explicaciones y respuestas a nuestras inquietudes.
ResponderEliminarPrecioso.
¡¡¡Gracias por tu Comentario lleno de cariño, amistad y humanidad!!!
Abrazos.