Linda mi piel a la orilla del mar
con caracolas que cantan, de oído,
melodías de ese mundo perdido
allende pierde el sentido llorar.
La brisa trae entre sal, escondido,
el eco de chiquillos que al cantar
de vida inundan sin desentonar
en este vergel por Dios prometido.
Miro al confín donde une mar y cielo
en busca del paraíso extraviado
que de jirones hemos remendado.
Tan arriba hemos mirado que, el suelo
que cogía todo en simple pañuelo,
sin indulgencia, lo hemos esquilmado.
Un precioso soneto para empezar el sábado. ¡Gracias y buen fin de semana!
ResponderEliminarUn confín que nos traslada a tu Paraíso, finamente descrito en este Soneto.
ResponderEliminarUn abrazo.
todo un marítimo soneto Paco
ResponderEliminarfelicitaciones
abrazo
las métricas no son lo mío, aunque a veces me gusta ejercitar y hacerlo a mi modo muy personal