al alba, en el ocaso vespertino.
Tu rostro lleno de recuerdos
y tu cuerpo acurrucado
dieron señales de una vida pasada,
mas tú, entre las sombras,
eras humo y no estabas.
Partí al calor de tu ensenada,
al ostracismo en tu cónclave penitente,
a ti, a la melaza de tu boca santiaguera.
Buscar lo que en otra tierra amabas
solo nos hace regresar
a la casilla de salida.
solo nos hace regresar
a la casilla de salida.
Me he sentado a la puerta "a ver pasar el día..."
ResponderEliminarUn abrazo.
Hubiera sido un buen final, siempre me ha gustado mucho como terminas tus poemas, son una síntesis de tus versos. Un fuerte abrazo.
EliminarPreciosa y muy romántica esa regresión donde la ausencia cobra vida.
ResponderEliminarUn placer y un abrazo.
Efectivamente Elda, la ausencia es, en esta ocasión, la protagonista. Un fuerte abrazo.
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