Sobre la mesa, dos copas de Burdeos llenas de agua. La ventana se abre a un azul inmenso donde una vela se hace dueña del horizonte; donde para encontrar no es necesario buscar; donde el sol hace justicia aliada con el tiempo; donde vivir se hace realidad a cada minuto.
Sobre la mesa un pan de horno moruno hecho en tostadas, sin mantequilla. La ventana sigue abierta a un azul inmenso; solo tienes que mirar... y sentir.
Con poco se puedo uno sentir satisfecho.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ése es el espíritu de este micro. Las cosas que miramos pero no vemos y además, al final, son las importantes. Gracias amigo.
EliminarCon frecuencia, tocayo, se nos escapa la vida sin recrearnos en ella. Has compuesto una bella sugerencia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Amigo, qué bien has captado la esencia de esta entrada. Nos diluimos en cosas que le damos una importancia que no tienen, otras las dejamos pasar sin apenas mirar... y son las importantes. Gracias por tu apreciación.
EliminarYo ya lo he sentido. Besos.
ResponderEliminarGracias Amapola, la sensibilidad es algo que no se aprende, está asociada a quien quiere sentir.
EliminarSon los sentidos los que van dejando alrededor un extenso patrimonio de sensaciones. En sus ángulos está la belleza y la duda y la literatura se empeña en descubrir sus dimensiones. Un abrazo, poeta.
ResponderEliminarAmigo, nadie como tú para desentrañar sensaciones. Un fuerte abrazo.
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