miércoles, 10 de junio de 2015

La terraza.

En la terraza desierta
amplios butacones llaman a tertulia,
a descanso placentero de libros sin abrir,
a silencios solitarios a la luz de la luna
que revierten la aciaga vida diaria
en el cuerdo bienestar tan necesitado,
tan comedido, tan íntimo.
Dulce fragancia al galán de noche, a jazmines níveos,
a sumisa flor de azahar, a los sueños por vivir...
Todo cabe en la terraza de los sueños
y nada puede quitarse
sin alterar ese gusto por lo profano;
ricas y buenas patatas de la Torre,
fritas con el aceitico de oliva
y una cerveza Estrella de Levante
metida en cubo de hielos.
¡Ay, de las cosas mundanas
que tanto placer producen
y tan poquico desgastan el bolsillo!

4 comentarios:

  1. Así es, querido poeta, carpe diem; esa necesidad de disfrutar del tiempo porque como el río de Heráclito nunca nos deja bañarnos dos veces. Un fuerte abrazo y enhorabuena por la entrada de hoy.

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    1. Qué bien lo dices, amigo, cuando leo la palabra poeta escrita por ti, me pongo "colorao" me viene grande. Un fuerte abrazo y enhorabuena a ti por tus éxitos en Madrid, que en la distancia se me antojan muchos y muy buenos.

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  2. Respuestas
    1. Amigo Rafael, siempre con la palabra justa para definir con acierto. Un abrazo de gratitud para ti.

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