Los susurros que nos salen de muy dentro, del corazón, van aflorando hacia fuera tomando más y más fuerza hasta que se convierten en una voz que nos sale por la boca. Incomprensiblemente nos damos cuenta de que nadie nos entiende y entonces nos percatamos de la realidad: los sentimientos no se pueden describir con palabras y aún menos imprimir en papel blanco con tinta. Las palabras se nos aglutinan en la garganta para hacerse un nudo, tan grande, que nuestra boca se bloquea hasta casi asfixiarnos, menos mal que las lágrimas afloran para que descarguemos nuestras emociones -benditas lágrimas-.
Tras la dolorosa muerte de mi Papá, porque así le he llamado siempre, me toca comenzar a vivir sin Él, por eso los susurros de mi corazón ya no afloran hacia fuera, se quedan dentro, muy dentro, para hacerse voz vibrando corazón con corazón, ése mismo que a mi Papá le sobraba...
Papá una vez me dijiste que únicamente entendería lo que me querías cuando ya siendo padre, yo mismo, te perdiera y mirase a mis hijos a los ojos, por desgracia, ahora he comprendido lo que significan esas palabras. Siempre contigo y en mi corazón, mi Papá.
Hay experiencias vitales tan definitivas que escapan de cualquier juicio racional. La erosión de los padres, la ausencia... Son durezas que abren una herida incontinente. Queda asumir la pérdida y seguir caminando con su compañía, haciendo de cada vivencia común un homenaje. Un abrazo entrañable, querido Paco.
ResponderEliminarAmigo José Luis, qué bien lo dices, tú mejor que nadie para saberlo pues has pasado por este lance ya. Un fuerte abrazo y gracias por tus palabras.
EliminarLa voz de tu padre está en tu alma, besos.
ResponderEliminarNunca mejor dicho mi querida Amapola Azzul, si le hubieras conocido te darías cuanta de cuánta verdad hay en tus palabras. Gracias de corazón.
EliminarTierna y emotiva carta.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias amigo Rafael, siempre tan cercano y atento, tus palabras son muy esperadas por mi, siempre. Lo dicho: mil gracias.
EliminarMis condolencias Paco.Hay pérdidas irreparables y la de los seres queridos lo son.
ResponderEliminarBello y sentido homenaje.
Saludos.
Amigo Joaquín, que ciertas son tus palabras, acaba de irse y le echo mucho de menos. Gracias por tus palabras.
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