La vida me ha dado una lección, me ha enseñado mi camino
muchas veces pero no he querido verlo - o simplemente no
me di cuenta de ello- Ahora vuelve a mí con más fuerza que
nunca. Me ha enseñado que tanto mal hace el pecado como
no hacer caso del "Don" que llevamos dentro.
Cierto Paco, así es.
ResponderEliminarUn abrazo.
Una maravillosa Reflexión y deducción.
ResponderEliminarAbrazos.
La vida enseña cosas que finalmente puede parecernos de Perogrullo, pero es así que en lo elemental está la base del conocimiento.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cuánta razón llevas, Paco, cuánta.
ResponderEliminarUna reflexión emocionante, con la que me he sentido muy identificada.
Un beso, amigo.
Gran verdad. me recordó a la epístola de los talentos del Nuevo Testamento. Si no hemos aprovechado nuestras facultades para la vida hemos cometido el mayor de los pecados aunque haya sido por omisión. O, fuera ya de la religión, hemos desaprovechado la vida viviendo a medias,que es aún peor.
ResponderEliminarAbrazos.
Así es, Paco. Dentro de nosotros está todo: nuestras debilidades, extravíos, perversiones. Pero también eso que nos hace únicos, irrepetibles. Ese "alma", ese "don" como tú dices que es lo que produce tanta tristeza, cuando alguien se va definitivamente. Un abrazo.
ResponderEliminarA mí también la vida se empeña en enseñarme cosas, pero soy mal alumno.
ResponderEliminarAbrazos