Me armé de valor, hiperventilé mis pulmones, (tuve una sensación
rara, como de un pequeño mareo, pero enseguida se fue) la claridad
se hizo más palpable en mí y mi interior, fue el momento cumbre,
estaba preparado, presto, listo para el menester. . .
Cuando me la encontré de frente, con sus ojos azules como el inmenso
mar que nos cobija, le bastó una mirada para desarbolar mi reticente
armadura. Una sola mirada fue suficiente . . .
Y es que esa sola mirada ya fue suficiente...
ResponderEliminarUn abrazo y lindo día.
¡El daño que pueden llegar a hacer unos bellos ojos azules en nuestra autoestima...jajajajaja!
ResponderEliminarY es que cuando nos lanzamos a la conquista no calculamos nunca las consecuencias...luego pasa lo que pasa. Pero hay que seguir intentándolo , Paco, hasta el final.
Saludos cordiales.
esque hay veces que una mirada dice tanto...
ResponderEliminarbello texto. abrazo
Una mirada penetrante puede desarbolarnos de la más rígida protección con la que nos habíamos pertrechado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Esa miradas que desarbolan la más rígida armadura...Precioso.
ResponderEliminarAbrazos.
Pulgar hacia abajo, como si lo viera... Pues vaya lidiador medieval que estás tú hecho...
ResponderEliminarAbracitos
Basta una mirada de la amada para transformarnos en eterna primavera y en artistas de lo bello; en virtud del amor podemos crear todo un mundo fantástico.
ResponderEliminarGenial mi estimado Paco.