Las arenas del tiempo
han tomado posición en mi reloj.
Mis manos tiemblan, mi corazón no late
y mis pensamientos vuelan.
Las puertas que abren adentro
no nos deberían pertenecer:
hacen daño aún sin abrirlas.
Esconden mares sin estrellas,
noches sin luna,
sábanas de seda negra y días de soledad.
Solo tú eres capaz de salvar mi alma de su tormento,
déjame mirar de nuevo tu cielo tan azul...
tan cielo.
Es como un grito en medio de la vida.
ResponderEliminarUn abrazo.
Amigo Rafael, hay veces que todo te agobia y solo ves salida en tu compañera. Gracias por estar siempre ahí.
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