En la cola del paro, sí, ¡en la cola del paro! ¿Qué pasa . . .? Bueno, pues eso. En la cola del paro, detrás de mí, un hombre no paraba de balbucear unas palabras que no alcanzaba a interpretar correctamente, parecía más que estuviera rezando. Al final me he dado la vuelta para preguntarle qué demonios estaba diciendo. El hombre, muy serio, me ha indicado con la mano la entrada a la oficina justo cuando el guardia ha salido para decir que ya no había números para hoy.
—¡La procesión es larga y el cirio se acaba! —me dice dándose media vuelta tan serio como negro iba vestido.
Nota: esto me sucedió hace años- más de treinta-, ante las oficinas de la Inen, en Torrepacheco, Ahora sería imposible pues hay que pedir cita por internet y, además, abrieron hace años nuevas oficinas en San Javier.
Sonrío en la mañana.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Rafael. Siempre tan atento. Un abrazo.
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