Armando Manrique -Amigo personal-

Queridos amigos, hoy quiero compartir con vosotros lo afortunado
que me siento por haber conocido a Armando, os confieso que
cuando quedé con este amigo para tomar café me sentía un poco
confuso y asustado. Nunca antes había quedado con nadie
del mundo de las letras, y menos aún perteneciente a este mundo
virtual, así que cuando lo vi aparecer por las escaleras mecánicas
me quedé un poco parado, sin saber que hacer, pero más allá de
mis dudas, su amplia sonrisa, y su desparpajo, me dieron toda la
calidez y valentía que necesitaba. Nos fundimos en un abrazo y
todo lo demás vino solo, es todo bondad y con una sonrisa
que le viene de serie, ni forzada ni buscada. Sus ojos brillan
con la inteligencia de un hombre que sabe y hace lo que gusta:
Ser el mismo.
Enseguida me llevó a su terreno -todo un experto- hablamos de
todo y de todos, incluido vosotros amigos blogeros,  os puedo
decir que estuvimos más de hora y media y se me pasó como
si se tratara de cinco minutos.
Por mi timidez, había estado dándole vueltas para sacar
conversaciones y no quedarme bloqueado, yo creo y pienso
y no me equivoco, que mi amigo Armando se dio cuenta
de ello, y sin darme tregua, enseguida tomó el mando y todo
fluyó como lo hacen las cosas que se hacen con el corazón.
He aquí mi homenaje y agradecimiento hacia este amigo
personal -que ya no virtual- al que estaré agradecido toda
mi vida por el hecho de querer conocerme.
Ah, me regaló una empanda de su tierra que quita el hipo,
y una lamina de su entrega del mar menor con dedicatoria
incluida. . . él es así, todo entrega y bondad, si tenéis
la oportunidad de conocerle, no lo dudéis pues la
empanada está de muerte . . . y su compañía es una suerte.