Os dejo el relato que leí anoche en el Museo del Barón de Benifayó, en el evento de relatos de Halloween 2018. Espero que os guste:
Buenas noches, hoy quiero hablaros del Tontolpijo, bueno, en
realidad es mi amigo Juan; aunque no sé si llamarlo amigo porque por culpa de
Juan estoy muerto, sí, como oís. Morí en el campo de tiro, pero muerto, muerto,
nada de eso que tienes que ir a ver el pulso en la yugular, ni en la muñeca, ni
nada por el estilo. Bueno, será mejor que empiece la historia desde el
principio para que sepáis de lo que hablo.
Juan, el
tontolpijo y yo, estábamos haciendo la mili juntos y como es un poco
atolondrado; lo que en Murcia decimos
que le falta un hervor, pues se pegó a
mí como una lapa porque me daba lástima y lo defendía.
Un día el sargento
nos llevó en el jeep al campo de tiro; pues íbamos a hacer maniobras con fuego
real, descargamos la munición y allí nos dejó, con la advertencia previa de que
no tocáramos nada hasta que él llegara. Yo sabía que lo hacía para que nosotros
no participáramos en lo del fuego real. Al sargento solo de pensarlo el cuerpo le
hacía una cosa muy rara como si le diese la corriente.
De lo que pasó tuve
yo parte de culpa, ahora que lo pienso, porque al dejar una de las cajas de las
granadas, la tapa de madera se deslizó, así que cogí una granada y mirando a
Juan le dije:
—Ves esto, pues si
quitas esta anilla hace Pum —le dije mientras arqueaba mis brazos haciendo una
elipse de explosión.
De lo que no me
había dado cuenta es de que Juan había cogido una granada también y cuando me
disponía a dejar la mía en la caja, le oí decir:
—Jajaja, qué
grachiocho, chi quitas anilla hache pum.
En cuanto lo oí...
me quedé blanco.
Yo ya sabía antes de
mirar a Juan lo que había hecho y por supuesto lo que iba a suceder, así
que le miré a la cara,
esa cara de tonto que algunas veces no podía soportar e
intenté decirle que la tirara lo más lejos posible, pero en el fondo sabía lo
que iba a ocurrir: abrí mucho los ojos para ver si él se asustaba e intenté
echar a correr pero Juan me lanzó la granada con su clásico "Tú la
llevas". No me dio tiempo a más y aquello hizo Pum, pero pum, pum. Y a mí
solo me salió una palabra: Tontolpijo.
Ya sabéis porqué a
Juan le cambiaron el nombre.
Una semana entera
estuvimos el tontolpijo y yo buscando nuestros huesos esparcidos por todo el campo de tiro. Yo creo que
cambiamos algunos de nuestros miembros en la frenética búsqueda porque cuando
pienso en el tontolpijo y lo que ocurrió, en su mano derecha el dedo índice se
queda tieso como haciendo una peineta.
Desde entonces
estamos juntos para agonía mía, y disfrute del tontolpijo. En el cementerio nos
llaman el dúo calavera porque, yo menos, pero el tontolpijo siempre está
metiéndose con las calaveras, les echa la zancadilla y cuando se descuajaringan
al caer, el tontolpijo se parte de risa mientras comienza a colocarles los
huesos; pero como es tonto, pero tonto, no lo hace bien y arma cada pifostio que
las pobres calaveras se van muy cabreadas.
El otro día le puso
la zancadilla a una calavera de esas que dan cague solo de mirarlas, y la
verdad sea dicha, a la calavera no le hizo tampoco mucha gracia y va diciendo
por todo el cementerio que se va a vengar de nosotros, coño, perdón, si yo no
le he hecho nada, pero como el tontolpijo siempre está pegado a mí, pues todos
creen que somos los dos iguales.
Hoy es día de
difuntos y han preparado un "pasaje del miedo" al estilo de los
parques temáticos nuevos, donde por cierto murió el bocarrana, que es quien lo
ha organizado, murió de un susto que le dieron en un pasaje del terror y como
gritó tanto la boca se le quedó encasquillada y no la puede cerrar, le
sobrevino un infarto y la patata no aguantó así que murió de un susto, aunque
él dice que también tuvo algo que ver su suegra, que le daba con el bolso para
ver si reaccionaba y coño, ¡cómo daba la señora!
Yo creo que esta
fiesta la ha organizado para vengarse de todos nosotros porque, en cuanto se
descuida, le tiramos de todo a la boca y
como no puede cerrarla, enseguida encestamos y se cabrea mucho dando saltitos
de mal genio mientras las cosas se le van saliendo solas de la boca para
delirio de todos.
El tontolpijo y yo,
vamos a ser los últimos en pasar por el pasaje del miedo, que empieza en la
puerta de la entrada y termina en la replaceta del panteón del ángel negro, joder,
es el mejor mausoleo de todo el cementerio, pero para visitarlo de día. Está
coronado por un ángel negro con sus alas desplegadas y una espada entre sus
manos que parece querer cercenar la cabeza a todo el que se acerca por allí. De
noche da cague, pero cague, cague y, además, allí quieren hacer una fiesta que
va a durar toda la noche.
Yo estoy con la mía
de que quieren asustarnos de verdad y, como el tontolpijo no se entera, no hace
más que reírse y cogerme de la mano para que empecemos a andar después de que
el último de los muertos se haya perdido de vista en la primera curva y los
gritos de susto se van diluyendo en la noche.
Así que aquí estoy
con el tontolpijo que tiene cara de cagado pues han apagado las farolas y han
encendido velas por todo el recorrido "para meternos en ambiente"
según nos han dicho, pero no me fío mucho así que andaremos con cuidado.
En cuanto han
apagado las farolas, el tontolpijo se me ha cogido a la pernera del pantalón y
casi hace que caigamos de bruces los dos, estoy intentando que me suelte pero
no hay manera. Así qué, como si tuviese la pata de palo, comenzamos a andar
mientras todos han desaparecido...
Se ha metido un aire
racheado que hace oscilar a los cipreses muy despacio provocando que las llamas
de las velas se vayan modulando de un lado a otro proyectando sombras que dan
mucho cague, y el tontolpijo, lejos de soltarme la pernera del pantalón más me
agarra y, sin querer, me ha metido un pellizco de burra, que me he cagado en "to
sus muertos" mientras de entre las sombras ha salido el enterrador con una
chistera en su cabeza, vestido de negro y arrastrando su pala por el suelo haciendo
un ruido ensordecedor.
Nos ha faltado curva
para salir pitando de allí y nos hemos estampado contra una farola, joer, como está apagada,
es negra y hemos salido a to pijo pues no la hemos visto. Yo creo que el
tontolpijo se ha cagado encima, porque huele a muerto esfurriao.
No paran de darnos
sustos a lo largo del recorrido saliendo de todos lados mientras gritan; la calavera grande, que nos la tenía jurada,
cuando hemos pasado por al lado de una cerca de hierro forjado se ha liado a
dar gritos mientras pasaba entre los
barrotes metálicos una pinza de batería que echaba chispas, joer con la
calavera, nos ha dado un susto de muerte y hemos salido corriendo mientras
mirábamos hacia detrás, cuando hemos vuelto la cabeza para seguir la senda ha
aparecido un fantasmón grandísimo con una sierra eléctrica y nos ha perseguido
por toda la calle, el tontolpijo se ha vuelto a cagar y casi me hace vomitar.
Y así, casi sin darnos cuenta, hemos llegado a la replaceta del ángel negro.
Cuando hemos llegado a la replaceta estaban
todos alborotados y jadeando algo que no he entendido y aquí creo que es donde
nos la van a jugar; porque de pronto todos se han callado, y estoy empezando a
asustarme... hasta el aire racheado que mecía los cipreses se ha parado
ralentizando todo como si quisiera unirse a la broma pesada que seguro nos han
preparado, miro a mi alrededor y les veo las caras iluminadas por la luz de las
velas, como a la espera de lo que va a ocurrir y algunos ya tienen muy abiertos
sus ojos.
Joder, he visto
cómo el enterrador, con su chistera negra bajo el brazo, ha tirado de una
soga... de una soga, joder ahora viene el susto... mi cuerpo se pone rígido
solo de pensar en lo que va a ocurrir, no quiero mirar hacia arriba para ver lo
que nos espera y cierro mis ojos, solo cierro mis ojos...
PUM (sonido estridente)
Y se despliega una pancarta que dice: Feliz Haloween
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