Si he de ser sincero,
creo que mis encantos
fueron menores que el peso de mi cartera,
y cuando vine a darme cuenta
ya estaba metido en amores.
Yo, que retozaba con tus favores
y pagaba a buen precio
por el carmín lacrado en mi corazón,
eso sí, de buena calidad,
pues tiernos son tus labios,
tanto, como zahíno es tu pelo
y más que el negro de tus ojos
donde me pierdo cuando te miro
para encontrarme cuanto te pierdo.
Que para volver, sólo falta que abra el monedero,
pero es que, como la dulce miel
que vuelve loco al joven osezno,
tu delicada piel, en contraste con la mía,
hace realidad que el "din" sea coetáneo
para convertirme en el dueño del redil
y la dulce tentación de tus ínfulas carnales.
Nota: La imagen está sacada de pixabay sin derechos de autor, aún así, si el autor no quiere que use su imagen solo tiene que decírmelo y será retirada inmediatamente. Gracias.
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