Iniciar el viaje a ninguna parte es tan sencillo como empezar a andar. La disyuntiva está en elegir la dirección: cualquiera es válida si lo que quieres encontrar al final es "ninguna parte".
Encontrarás esos indicadores que te señalan las direcciones a tomar, aunque en ellas no encontrarás la dirección de tu destino más inmediato. Solo tienes que mirar la dirección a tomar sin leer el destino final, ese lo eliges tú. No te preocupes, cuando estés allí lo sabrás. Todo destino alberga en sí un hogar por descubrir.
¿Izquierda, derecha? Si lo que encuentres es buenos será la dirección acertada y si no es así, comienzas un nuevo camino y a probar suerte, que como bien dices, siempre hay un hogar por descubrir.
ResponderEliminarUn abrazo Paco.
Así es amiga Conchi, siempre se hace hogar allí adonde va uno. Gracias por estar ahí
EliminarHoy estoy pesimista. Besos.
ResponderEliminarSiempre no está uno dando botes de alegría, lo bueno es saber lo que te pasa y solucionarlo. Un fuerte abrazo cariñoso.
EliminarHola poeta, me gusta esa reflexión sobre los itinerarios existenciales. Ya sabes que la vida es una trinchera entre voluntad y destino, así que hay que ir añadiendo pasos con la incertidumbre de saber cuándo nos dejan en el lugar preciso. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarAmigo poeta, Tú si que lo eres, gracias por estar ahí, tus reflexiones le dan fuerza al escrito. Un abrazo en la distancia.
EliminarQuizás ya estamos en ese "viaje a ninguna parte"
ResponderEliminarUn abrazo.
Nunca se sabe, amigo, la constante siempre tiene sus vaivenes. Un fuerte abrazo.
EliminarCaminos, bifurfaciones, nuestros pasos...
ResponderEliminarLa vida
Abrazos, Paco
Así es la vida. una encrucijada que siempre vuelve. Saludos
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